Sin embargo, llevo tiempo detrás de sustituir todo el sistema por balastros electrónicos. Lo que siempre me ha echado para atrás ha sido su precio (más de 40€ por cada uno), así que la semana pasada me entretuve en modificar mi sistema de iluminación para modernizarlo, recurriendo a los balastros más baratos que he encontrado: los que llevan las bombillas de ahorro.
Me compre:
- tres bombillas de ahorro en un chino, a 5.80 € cada una. Las he cogido de 30w, para que puedan alimentar sin problemas el tubo de 18w, y bajo la convicción de que, donde los chinos dicen 30w, quieren decir 20w...
- una cajita de madera en otro chino, a 1,50 €
- un interruptor y 6 conectores, que rondarán los 4€ en total
- Cable, clemas y tubos fluorescentes, que ya tenía.
Con cuidadito, separamos las piezas un poco (lo justo para operar con el soldador) y veremos que la placa de fibra de la bombilla tiene 6 conexiones, cuatro de ellas más o menos juntas (las que van a los tubos) y dos que van al casquillo. Los de los tubos van por parejas, así que debemos quedarnos en que grupos forman.
Desoldamos los 6 contactos y ya tenemos la placa lista. Los cuatro contactos que iban a los tubos de la bombilla serán los que conectemos a los terminales de nuestro tubo, en el mismo orden en el que se conectaban originalmente. Hay que mantener las parejas tal y como estaban.
Por último, yo he metido todo en la caja, poniendo conectores para facilitar las reparaciones, un interruptor que nos corta la entrada de luz y agujeros de ventilación en dos de las caras (ya que he comprobado que las placas se calientan un poco).
El invento me funciona de vicio y no se nota diferencia alguna en la cantidad de luz respecto al sistema con reactancias. Hay que recordar que para que el tubo fluorescente funcione, se necesita alta tensión. Aunque tenga poca intensidad, tocar uno de los cuatro contactos de los tubos nos puede dar un susto así que cuidadito...
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